domingo, 23 de junio de 2019

Receta para vagos #27: Salpicón de marisco… de lata.

¡Hola holita, Miguelitos!


¿Qué hay? Aquí hay bastantes cosas. En Madrid suele haberlas, ya sabéis: cines, teatros, centros comerciales, pastelerías. Siempre hay muchas cosas. Claro que también hay mucha gente. Y a nosotras la gente no nos gusta tanto como nos pueden gustar las pastelerías. IU, gente. Grrr, pastelerías (somos básicas como el mecanismo de un botijo). Por suerte, ahora que llega el calor la gente se marcha de vacaciones, algo que nosotras no podemos permitirnos (o, si lo hacemos, es durante muy poco tiempo), así que nos quedamos con Madrid para nosotras solas. Algo de bueno tenía que tener el calor. Lo malo es que hace calor. Y nos aplatanamos. No se puede tener todo, suponemos.

 

¿Sabéis qué? Camino por fin se ha terminado (tras racionárselo brutalmente, ya que no quería que se le acabara) Good Omens. Ha llorado mucho y desconsoladamente porque la serie está fantásticamente adaptada (Miguelitos, leed el libro, por favor, y luego ved la serie) y porque hay muchos homenajes a su autor favorito, Terry Pratchett, del que jamás se cansa de hablar y recomendar. A Marina también le ha gustado mucho, aunque ella se la ha tragado de vez y sin anestesia (estar enferma encerrada en casa muriendo poco a poco lo que te permite, sobre todo, es tener tiempo). Ved la serie: está el fin del mundo, el Anticristo, un ángel y un demonio que son esposos desde hace 6000 años, los Jinetes del Apocalipsis… vaya, todo lo bueno que hay en este mundo. Y Dios es una mujer (y la dobla Frances McDormand, que es maravillosa) (y todos son bastante más guapos de lo que describe el libro, pero eso da un poco igual porque es lo que vende, después de todo).
Ah, y también hemos comido salmorejo: como oficialmente se ha abierto la temporada, Camino fue a casa de Marina y el gallego y les preparó lo que probablemente fueran tres litros y pico de dicho alimento. Luego también hicimos batido de frutos del bosque y yogur y nos empachamos todos juntos en amor y compañía. Fue un buen día.


Esta semana, estimados nuestros, os queremos dejar una receta. Y esta receta es, concretamente, una ensalada. Pero no una ensalada cualquiera que llamas ensalada y echas la nevera entera, no, sino una ensalada con nombre y apellido. Una de esas ensaladas que se catalogan como ensalada pero bien podrían limitarse a llamarse plato frío o de verano o primer plato simplemente (como si las ensaladas fueran solo primeros platos y no pudieran convertirse con la suficiente cantidad en un platazo único). (De hecho, podéis ver nuestras recetas de ensalada aquí. Pinchad. Están ricas). Os estamos hablando ni más ni menos del salpicón de marisco… de lata. Un plato, como ya hemos dicho, fresco y veraniego, y muy adecuado teniendo en cuenta que estamos tan cerquita de julio. Normalmente este es un plato que lleva cierta elaboración o al menos mucho espacio y tiempo porque hay muchas cosas que hervir en ollas aparte, lo que supone toda la vitrocerámica (o, si eres pobre, los fogones) ocupada, pero nosotras, como vagas que somos, tenemos el deber (¡y el derecho también!) de minimizar lo máximo posible el tiempo invertido en vuestra alimentación sin perder en calidad para que podáis usar ese tiempo extra en cosas más importantes como, por ejemplo, morir felices hechos bolita en el sofá justo al ladito del ventilador. Precisamente por eso hemos cambiado todo aquello que supone un tiempo y un trabajo del que no disponemos en latas. ¡Tan simple como eso! ¡Latas!


SALPICÓN DE MARISCO DE LATA

INGREDIENTES
Mejillones (de lata).
Gambas o langostinos (congelados, ya cocidos).
Pulpo (de lata). (Cuando lo compré no daba ni un duro por él, pero sorprendentemente viene genial para el salpicón).
Palitos de cangrejo (congelados).
Pimiento verde.
Pimiento rojo.
Cebolla.
Aceite de oliva.
Vinagre.
Sal.
Perejil.
Pimentón. (Todos estos últimos ocho ingredientes sin congelar).

PREPARACIÓN
1. Corte la cebolla, el pimiento verde y el pimiento rojo en cachos.
2. Saque los mariscos de sus latas y descongele los mariscos de su congelación. 
3. Pique todo el marisco en cachos.
4. Eche todas las verduras y los mariscos en el mismo bol. 
5. Salpimente la mezcla.
6. Mezcle aceite, vinagre, perejil y pimentón.
7. Arroje la mezcla sobre el contenido del bol.
8. Mezcle bien.
9. Sirva y disfrute.

¿Acaso podría ser más sencilla y simple esta receta? ¿Eh? ¿Eh? (Psssst, la respuesta es no). Para que luego digáis que no os lo ponemos fácil. Y es que además está riquísima y es muy fresquita. Nosotras solo vemos ventajas en este tipo de preparaciones maravillosas: salvan tiempo, están ricas, cumplen las funciones básicas de nutrición del ser humano…

Hola, soy Camino, he sido la encargada de los gifs de la entrada Y NO ME ARREPIENTO DE NADA.
En fin, queridos Miguelitos. Si sabéis de más recetas de este estilo que comunicarnos, no dudéis en hacérnoslo saber, que de verdad, siempre estamos abiertas a ampliar nuestros recetarios vaguiles. Yyyyy dicho esto, como estamos ya aplatanadas y no queremos alargar esta entrada, que todo el mundo sabe que lo poco agrada y lo mucho cansa (y no queremos cansar[n]os), aquí apagamos. ¡Hasta más ver!

Con mucho amor y brillis brillis
Camino y Marina

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