domingo, 4 de diciembre de 2016

Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto viejo

¡Hola holita, Miguelitos!

¿Qué tal está semana? ¿Habéis empezado bien el último mes del año? ¿Ya tenéis comprados todos los regalos de Reyes? (Porque en este blog somos de Reyes, no de Papá Noel) ¿o por el contrario vais a esperar al último momento? Desde el Club de los Migueles os recomendamos que compréis y preparéis los regalos cuanto antes. No hay nada más espantoso que las aglomeraciones de gente en Navidad. (Y las colas. Y que no haya el regalo. Y puf, tantas cosas pueden salir mal si se compra a última hora...).

Hoy hemos querido traeros una chorrada muy grande de esas que se nos ocurren cuando estamos procastinando en nuestras casas y nos empezamos a mandar Whatsapps (más veces de las que realmente podríais pensar). En esta ocasión, nos dedicamos a teorizar sobre lo que haríamos cuando nos jubiláramos y fuéramos unas dignas señoras viejas. (Quizá el título pueda confundiros un poco, pero quise hacer un "juego de palabras" con el nombre de una de mis películas favoritas). (A mí me parece fantástico. No sólo tenéis por qué estar en Denver, eso sí. Pero el requisito imprescindible es ser viejo).

Así que sin más espera, aquí las conclusiones a las que llegamos: las cosas que hay que hacer en la vejez para ser una vieja como *inserte aquí dios o dioses de culto propio* manda/n.

- Criticar funerales.  (Y tomar ideas para el propio). (Lo mejor es tomárselo con humor).


- Criticar parejas felices. 

- Decir mucho “Esto en mis tiempos no pasaba”. (¡Porque esas cosas no pasaban en nuestros tiempos!).

- Reñir a los jovenzuelos por ir con esas pintas (sean las pintas que sean, eso es indiferente).

- Criticar la música y su volumen, y compararla con las de tus tiempos. (Nunca nada superará a la genialidad de los tiempos pasados).


- Criticar los peinados.

- Decir mucho “Hace cuarenta años que no hacía un frío/calor como este”. (Decir un número X de años siempre le da cierto nivel).

- Hablar en autobuses en voz alta con el aire. (Para que la gente te de palique por eso de no dejarte hablando solo).

- Pasar el tiempo mirando obras. No de arte, obras. De casas, calles. (Un clasicazo, ya veis).

- Quejarse de lo mal que esta uno y pelear con los otros viejos a ver quién está peor en la consulta del médico. (Esto es tan verídico que una vez estuve atenta a la conversación en la consulta. Realmente estaba interesante).

- Montar un concurso entre tus amigos viejos a ver quién tiene la enfermedad más grave y quién toma más pastillas.

- Pintarse los labios por fuera marrón y por dentro rosa. (En plan "el mundo me la sopla demasiado").

- Echarle pan a los patos. (Será mi actividad favorita. Y si en vez de patos son ocas, puedes detonar guerras mundiales si te esfuerzas).

-Agarrar de las orejas a cualquier niño pequeño (no tiene por qué ser un nieto propio) y apachurrarle los mofletes. (De hecho, cuando me aburra me iré a un parque aleatorio y cogeré de la oreja a los niños que me encuentre en él... hasta que me veten la entrada a todos los parques).

-Llevar caramelos de menta y miel fosilizados dentro del bolso. (Y enterrados en capa de pelusilla).



-Competir con otras abuelas por quién tiene el moldeado mejor hecho de toda la peluquería. (¿Esos peinados que pueden amortiguar una maceta que te caiga a la cabeza? Esos).

-Fruncir los labios y hacer Tsk, tsk, tsk cuando te quieras colar en la cola del pan, haciendo sentir culpables a aquellas personas a las que te estás colando.

- Mirar fijamente a los jovenzuelos en el autobús/metro para que se sientan culpables por estar sentados. (Y de vez en cuando soltar un "esta juventud..." acusador a ver quién pica).


- Mirar a la gente con desaprobación con cara de "llevo un rato chupando limones, pero finjo que no me afecta". (Da igual la razón por la que estés desaprobando el comportamiento que sea. De hecho, cuanto menos sentido mejor. Además de hacerlos sentir culpables, no sabrán por qué es).


- Parar a una persona aleatoria por la calle y comenzar a contarle tu vida entera.

- Suspirar cada cierto tiempo y decir lo mayor que eres. (A mi abuela le gusta añadir "tendría que morirme, no sirvo para nada", pero luego todos sabemos que nos va a enterrar a todos).

- Esperar pacientemente en un paso de cebra a que venga un jovenzuelo amable y te ayude a cruzar, aunque no necesites dicha ayuda. Y cuando te deje en el lado contrario esperar a que venga otro para que te ayude a cruzar de nuevo. (Y así a lo tonto echas la tarde). (Para los días en los que te aburres va fetén).

- Jugar a juegos de cartas con las vecinas, inventarte todas las reglas y cuando te pillen decir "ay, 'jo'mio/a*, es que estoy muy mayor y ya no veo bien". (La excusa vale también si te pillan robando o colandote).

- Pasar dinero de contrabando a los nietos. (Este es un clásico. Yo seguramente les trollearía de alguna manera. Les daría dinero del monopoli o algo así. Algo se me ocurriría).

- Hacer reventar a los nietos de comida.


-Dar tirones de orejas que casi desnuques a cualquier crío que se te ponga a tiro.

-Menear el bastón con aire ofendido.

- Bailar Paquito el Chocolatero en los viajes del Inserso.



-Quejarse de que las corrientes de aire hacen que te duelan los huesos, aunque estés tan robusto que puedas hacer concursos de coces con las vacas. (Si te lo imaginas, gana mucho).

-Que tu pelo con el moldeado coja colores extraños como lila, azul o rosa.

-Arrugar la nariz y fruncir los ojos al mirar una pantalla y pedir ayuda constante con las nuevas tecnologías a cualquier jovencito despistado. (Aunque no la necesites y manejes mejor que ellos. Táctica de mi abuela).


-Tragarte programa y programa de concursos en la tele envuelta en la manta cual oruga de Alicia en el País de las Maravillas.



-Reír estridentemente, como una bruja mala. (Yo ya estoy practicando).

-Dar besos babosos. (Esto me gusta hacerlo ahora, así que imaginaros cuando sea mayor).

Y hasta aquí, queridos nuestros. Sed buenos, interactuar con nosotras y contadnos qué cosas tenéis pensadas hacer vosotros cuando seáis señores mayores. Nos vale tanto la originalidad como los clásicos. Y si tenéis algún tema especial del que queréis que hablemos, no dudéis en decirlo. Nosotras solemos tener muchas ideas estúpidas, pero nunca viene mal tener nuevas que vengan de fuera.

Con mucho amor y brillis brillis 
Camino y Marina

*'jo'mio/a: Contracción de la expresión "hijo mío/a".

1 comentario:

  1. Hola chicas!
    Aish, qué nostalgia me habéis dado, me habéis recordado a mis abuelos... Hacían muchas de esas cosas y yo también pienso hacerlas. Lo de ir a parques aleatorios para espachurrar los mofletes de niños aleatorios me parece una genial manera de pasar la tarde, igual como la de cruzar de un lado a otro la calzada (yo esperaría a pedirle ayuda a un maromo a quien pudiese agarrarle pero bien xDD).
    ¡Y cebar a los nietos! Así cuando se engordasen por mi culpa me sentiría poderosa (?)
    Bah, dicen que ser viejo es una mierda, pero yo creo que está infravaloradísimo, la de estreses que se ahorran y lo tranquilos que viven (la mayoría). ¡Yo quiero ser vieja y provocar obesidad en los patos!

    Besitos!

    ResponderEliminar

¡Adelante, no seas tímido, comenta, por favor! Al fin y al cabo vuestros comentarios son los que le dan vida al blog... (Y a nosotras nos hacen muy felices. En serio, nos emocionamos mucho).

Eso sí, y quien avisa no es traidor: si el comentario es simple SPAM o demuestra que no habéis leído la entrada (y lo sabemos, siempre lo sabemos) recibiréis una sorpresa. No es nada malo, tranquilos. Pero recordad… Los Migueles siempre nos enteramos de todo.

¡Gracias y muchos brillis brillis para vosotros!