¡Hola holita, Miguelitos!
¿Qué pasa? ¿La bandera por vuestra casa? Pues por la nuestra no pasa, ¡qué guasa! (Dios, qué rancia comienza esta entrada, ¡menos mal que la arreglamos a base de azúcar por un tubo!). Nosotras estamos bien. Cansadas, así como novedad. Pero nos pudimos ver el martes, así que todo chachi, y pasar el día juntas. Comimos, vimos Ladybug, hicimos el tonto… (¡Y obligué a Marina a ver el primer capítulo de Outlander! Soy mala gente pero feliz) (Pero es el único que he visto porque la vida no me da para más. Y Camino es una mala persona por hacérmelo ver). Fue un buen día.
We love eachother. |
TARTA DE QUESO
INGREDIENTES
Un bote de 740 g de leche condensada (El mediano. Ni el tamaño familiar ni el tamaño "solo me llega para un diente". El mediano).
250 g de queso crema.
3 huevos.
Un yogur natural.
2 cucharadas de harina (nosotras le echamos tres y media porque somos unas rebeldes y queríamos acabar el paquete. No lo conseguimos, pero la tarta quedó cojonuda) (Y ahí quedó el paquete, con media cucharada de harina que no sé qué hacer con ella).
Mermelada al gusto (nosotras aprovechamos que Marina tenía un bote de mermelada casera de frambuesa y le dimos un nuevo hogar en nuestros estómagos).
Mermelada al gusto (nosotras aprovechamos que Marina tenía un bote de mermelada casera de frambuesa y le dimos un nuevo hogar en nuestros estómagos).
ELABORACIÓN
1. Ponga el horno a precalentar a 180 ºC.
2. Saque un bol y casque en él los tres huevos. Bata. (De batir, no de ropa) (Aunque teniendo en cuenta que esta receta no tiene un dresscode establecido, puede llevar una bata sin problema siempre que su corazón así lo dicte).
3. Una vez batidos los huevos, añada el yogur natural y reanude el proceso de batido. (Manteniéndose vestido con la bata, no queremos striptease mientras se procede al batimento).
4. Cuando todo esté bien mezclado, abra el queso crema y añádalo, a ser posible en tandas para poder incorporarlo bien. Truco del almendruco: si lo saca un poco antes de la nevera estará a temperatura ambiente y será más fácil de batir. (O también puede usar una batidora como solemos hacer los vagos como yo).
5. Abra el bote de la leche condensada y (esto es muy importante) NO SE LA COMA A CUCHARADAS. Vuelque el bote en el bol con la mezcla, bata bien y una vez hecho esto aproveche para rebañar y lamer cual sapo oligofrénico los restillos de leche condensada de las paredes del bote mientras hace un bien merecido descanso. (Nosotras nos turnamos para ello, porque amamos la leche condensada, pero también nos amamos entre nosotras).
6. Añada las cucharadas de harina, espolvoreándolas por encima de la mezcla como si estuviera nevando, e incorpore hasta que no queden grumos. Los grumos no molan.
7. Deje reposar un ratito la mezcla, luego, bata una última vez. (Tras este paso, ya puede quitársela).
8. Engrase bien un molde (con un poco de mantequilla o margarina) y vacíe la mezcla de tarta de queso en él.
9. Coloque el molde en la bandeja del horno y eche en esa bandeja un poco de agua. (¡No en la tarta! ¡En la bandeja! Es ciencia. Lo hemos visto en Youtube) (porque, ¿quién quiere ir al colegio para aprender teniendo Youtube en casa?).
10. Cocine la tarta de queso durante 25 minutos o hasta que al meterle un palillo, la punta salga limpia y por encima esté de un hermoso color doradillo.
11. La receta original ponía que había que dejar enfriar la tarta en la nevera antes de decorarla y comerla, pero a nosotras eso nos dio bastante igual, así que una vez la tarta esté lista, sáquela, córtese los trozos que su corazón desee y échele mermelada, del tipo que prefiera. A nosotras nos gusta la de frambuesa.
12. Disfrute y repita cuanto quiera, se lo merece. Sea feliz.
¡Y eso es todo! Os podemos asegurar, Miguelitos, que la tarta está deliciosa. Nosotras nos pusimos finas, finas, filipinas. Parecíamos boas de lo llenas que estábamos, apenas nos podíamos mover. Lo nuestro es gula y lo demás son cuentos, pero valió la pena, vaya que sí. Eso sí, no duró mucho.
Para la próxima a lo mejor os traemos la receta de ramen casero que también hicimos ese día y que también salió delicioso, pero cada cosa a su tiempo, sabemos que os gustan nuestras recetas (y nuestros chistes de batas), pero el exceso podría empacharos y no queremos cargar con el peso de la culpa por vuestras indigestiones. No seáis como nosotras y comed con moderación, vuestros estómagos os lo agradecerán.
¡Y eso es todo! Os podemos asegurar, Miguelitos, que la tarta está deliciosa. Nosotras nos pusimos finas, finas, filipinas. Parecíamos boas de lo llenas que estábamos, apenas nos podíamos mover. Lo nuestro es gula y lo demás son cuentos, pero valió la pena, vaya que sí. Eso sí, no duró mucho.
Para la próxima a lo mejor os traemos la receta de ramen casero que también hicimos ese día y que también salió delicioso, pero cada cosa a su tiempo, sabemos que os gustan nuestras recetas (y nuestros chistes de batas), pero el exceso podría empacharos y no queremos cargar con el peso de la culpa por vuestras indigestiones. No seáis como nosotras y comed con moderación, vuestros estómagos os lo agradecerán.
Con mucho amor y brillis brillis
Camino y Marina
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