¡Hola holita, Miguelitos!
¡Buenos días, tardes, noches, medias mañanas, horas del té y variados periodos horarios! ¿Habéis sido buenos esta semana? Esperamos que sí porque si no, no os traerán cosas bonitas los Reyes, que está muy mal eso de acordarse de ser buenos solo cuando se van acercando las Navidades, hay que ser buenos todo el año.
Además, hay que aprovechar a ser buenos mientras todavía se puede, porque en cuanto venga el calor de verdad (no el calor que ya es calor para Marina, sino el calor que hace que tus nalgas se fusionen con la silla de plástico y tengas que despegarte de ella con espátula haciendo un ruido muy desagradable y sufriendo porque hace dañito) a lo máximo que vamos a llegar va a ser a aplatanarnos muy fuerte en el asiento y a construir una trinchera con botellas de agua congeladas y un ventilador (no os riáis. Lo hacemos de verdad. El calor en Madrid es muy jodido).
Seguramente os estaréis preguntando «¿Con qué perturbadora entrada nos van a amenizar hoy estas dos?». O no, porque si sabéis leer, ya os habréis dado cuenta por el título que hoy os traemos unas riquísimas galletas de vainilla… aunque no de forma literal, ya os gustaría a vosotros que apareciéramos en vuestras casas con un rebosante plato de galletas, pero eso sería allanamiento de morada y somos demasiado geniales como para ir a la cárcel (Y yo seguro que terminaba siendo la puta de alguien D:) (Yo es que no sobreviviría sin wifi. ¿¡Dónde vería de forma obsesiva mis series?). Estas galletas son ideales si queréis ganar adeptos a vuestra causa, ya sea para proteger al mundo de la devastación o para unir a todos los pueblos bajo una sola nación… Ya os diremos si funciona o no.
Además, hay que aprovechar a ser buenos mientras todavía se puede, porque en cuanto venga el calor de verdad (no el calor que ya es calor para Marina, sino el calor que hace que tus nalgas se fusionen con la silla de plástico y tengas que despegarte de ella con espátula haciendo un ruido muy desagradable y sufriendo porque hace dañito) a lo máximo que vamos a llegar va a ser a aplatanarnos muy fuerte en el asiento y a construir una trinchera con botellas de agua congeladas y un ventilador (no os riáis. Lo hacemos de verdad. El calor en Madrid es muy jodido).
Seguramente os estaréis preguntando «¿Con qué perturbadora entrada nos van a amenizar hoy estas dos?». O no, porque si sabéis leer, ya os habréis dado cuenta por el título que hoy os traemos unas riquísimas galletas de vainilla… aunque no de forma literal, ya os gustaría a vosotros que apareciéramos en vuestras casas con un rebosante plato de galletas, pero eso sería allanamiento de morada y somos demasiado geniales como para ir a la cárcel (Y yo seguro que terminaba siendo la puta de alguien D:) (Yo es que no sobreviviría sin wifi. ¿¡Dónde vería de forma obsesiva mis series?). Estas galletas son ideales si queréis ganar adeptos a vuestra causa, ya sea para proteger al mundo de la devastación o para unir a todos los pueblos bajo una sola nación… Ya os diremos si funciona o no.
GALLETAS DE VAINILLA CAMINO STYLE™
INGREDIENTES
210 g de azúcar.
114 g de mantequilla.
1 huevo.
2 cucharaditas de vainilla.
2 cucharadas de agua.
225 g de harina.
1 cucharadita de levadura.
1 pizca de sal.
PREPARACIÓN
1. Sacar un bol y en él batir la mantequilla blandita (yo suelo
meterla al microondas unos segundos) hasta que esté esponjosa y de un color
claro (use unas varillas, no una batidora. So vago).
2. Añadir el azúcar y seguir batiendo hasta que la mezcla tenga
un color blanquecino y apenas se noten los granos de azúcar.
3. Echar el huevo. Batir.
4. Añadir vainilla. Batir (la receta es, básicamente, batir) (Más os vale que sepáis hacerlo).
5. Echar dos cucharadas de agua. Seguir batiendo.
6. Tamizar la harina con la levadura y la sal y añadir a la
mezcla en dos tandas. Mezclar (aquí ya no se bate o la harina hará una hermosa
nube por toda la cocina. ¡Sorpresa!) con una cuchara de madera o con las manos (Hay algo en usar las manos desnudas para mezclar cosas en la cocina que es super gratificante).
Tienen que tener como resultado una mezcla pegajosa y muy blanda.
7. Una vez esté todo incorporado, cubrir el bol donde se
encuentra la mezcla con film transparente y dejar reposar en la nevera durante
una hora, en la parte más fría. (Para comprobar cuál es la parte más fría de la nevera, métase dentro durante 10 minutos. Si no es capaz de entrar por completo en la nevera, no está capacitado para hacer esta receta).
8. Una vez pasada la hora, encienda el horno y precaliente a
180 ºC. Mientras el horno se calienta, saque una bandeja de horno, cúbrala con
papel de horno y eche bolitas pequeñas de la mezcla, separadas entre ellas
(tienden a expandirse). Truco del almendruco: si se humedecen las manos con agua, podrán coger la masa y darle forma de bolita sin que se les pegue demasiado a los dedos.
9. Meta la bandeja durante quince minutos al horno. Una vez
pasado ese tiempo, saque la bandeja, despegue las galletas del papel con una
espátula (estarán blanditas, así que tenga cuidado) y déjelas enfriar y
endurecerse sobre una rejilla de metal.
10. Repita el proceso hasta que se le acabe la masa.
11. Póngase ciego a galletas mientras las prepara, como hace Camino cada vez que se pone a hacerlas: ¡están para morirse de ricas!
¡Y esto es todo, Miguelitos! Estas galletas triunfan allá
donde vayan: Camino suele doblar la receta y llevar la mitad al trabajo para
hacerles la pelota, y las galletas vuelan.
Esperamos que las probéis y que, si lo hacéis, ¡nos lo
digáis! A ver qué os han parecido. Para conseguir que vuestros planes se cumplan lo ideal es combinar las Galletas de vainilla Camino style™ con las Galletas de limón Tuneadas by Camino™ e ir variando (Marina se limita a hacer galletas de avena y plátano que tienen la escalofriante cantidad de ingredientes de 2: avena y plátano), pero de esas aún no os hemos hablado. Ya lo haremos, no os preocupéis. No queremos que sufráis sin poder poneros focas a dulces. No sería justo.
Con mucho amor y brillis brillis
Camino y Marina
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